Muñeca sexual de plástico usada negra de 158 cm con enormes pechos grandes.
Altura | 158cm | Material | 100% TPE con esqueleto |
Altura(Sin cabeza) | 145 centímetros | Cintura | 52cm |
Parte superior del pecho | 90cm | Caderas | 85cm |
Parte inferior del pecho | 54cm | Hombro | 35cm |
Brazo | 64/58cm | Pierna | 88/78cm |
Profundidad vaginal | 18cm | Profundidad anal | 15 centímetros |
Profundidad oral | 12 centímetros | Mano | 16cm |
Peso neto | 35kilogramos | Pies | 21cm |
Peso bruto | 42kilogramos | Tamaño de la caja | 143*40*30cm |
AAplicaciones: Uso popular en medicina, modelaje, educación sexual y tiendas para adultos. |
Muchas muñecas para adultos en stock en almacenes de EE. UU., Alemania y Bélgica. ¡Entrega rápida! ¡Vamos!
Goof: La esencia de la inocencia y la risa
En un mundo lleno de caos y estrés, el concepto de hacer el tonto puede parecer trivial o incluso infantil. Sin embargo, el acto de hacer el tonto tiene un profundo significado que a menudo se pasa por alto. Hacer el tonto no es simplemente una expresión de tontería; es la encarnación de la inocencia y la risa que puede traer alegría tanto a las personas como a las comunidades.
En esencia, hacer tonterías representa un retorno a nuestra naturaleza infantil. A medida que envejecemos, las expectativas sociales a menudo nos obligan a conformarnos con ciertas normas y a reprimir nuestros instintos lúdicos. Sin embargo, cuando nos permitimos soltarnos y abrazar la tontería, accedemos a una fuente de inocencia latente en nuestro interior. En este estado, nos liberamos del juicio y la timidez, lo que nos permite experimentar la vida con una alegría sin límites.
Además, hacer bromas tiene el poder de crear vínculos entre las personas. Cuando hacemos travesuras juntos, ya sea con bailes espontáneos o chistes improvisados, forjamos conexiones basadas en risas compartidas. Estos momentos fomentan un sentido de camaradería y unidad entre personas que, de otro modo, serían desconocidas.
Además, el acto de hacer el tonto nos recuerda que la vida no siempre debe tomarse en serio. Nos anima a encontrar el humor en las situaciones cotidianas y a afrontar los desafíos con desenfado. Al aceptar nuestro lado tonto, cultivamos la resiliencia y desarrollamos la capacidad de afrontar las dificultades con gracia.
En conclusión, aunque algunos puedan considerar las bromas como simple frivolidad o inmadurez, su verdadera esencia reside en su capacidad de despertar la inocencia y la risa en todos nosotros. Al abrazar a nuestro niño interior mediante actos lúdicos y humorísticos, podemos redescubrir la alegría que reside en nosotros y compartirla con los demás. Así que nunca subestimemos el poder de una buena broma, pues tiene el potencial de transformar vidas, una risa a la vez.